lunes, 23 de septiembre de 2013

Relatos De Cine: El cadáver de Blancanieves ©

El cadáver de Blancanieves © by NoemiDeCine

       Fuente: The WaltDisney Company
La mujer que hoy está en el mundo ya no tiene nada que ver con las princesas de los cuentos que nos contaban cuando éramos niños. Esas princesas han muerto. No son ejemplo ni tan siquiera de las novelas que podamos leernos a lo largo de nuestras desesperadas vidas. Nos han hecho mucho daño esos relatos, la mujer en la actualidad se enfrenta a un monstruo de tres cabezas llamado sociedad. Te miran si estás gorda, te critican por estar delgada, si eres fea o guapa también importa y si tus expectativas de futuro no consiguen asentarse entonces te marginan y te ves sumida en un túnel oscuro sin ver esa ansiada luz al final de la que mucha gente habla y que a los demás nos gustaría encontrar.

De muchas mujeres ya no les quedan ni las ganas de seguir viviendo, por eso escuchamos noticias demasiados trágicas como para pensar que son verdad, y lo peor de todo, es que lo son.

La vida es dura y estamos sujetos a cambios constantemente, la libertad de expresión no se respeta, nos roban nuestros propios bancos, luchamos día a día por llevarnos un trozo de pan a la boca aunque sea sacado del cubo de la basura.

Hay muchas personas que se levantan cada mañana y se sientan frente al ordenador buscando una oportunidad, una historia que nunca llega. Nos ahogamos en el vaso de agua, ya no vemos si ese vaso está medio lleno o medio vacío, simplemente se desborda, un maremoto de ilusiones rotas nos envuelve en la lucha por encontrar un destino que nos haga sentirnos mejor con nosotros mismos.

Nadie te pregunta si estás bien o estás mal, todo el mundo está demasiado ocupado con su propio ego como para dar importancia a aquello que siempre estuvo cerca. Hemos estado intentando encontrar una sonrisa en un corazón desbocado, inquieto, ante la penumbra que vislumbraron esos ojos en el pasado. Te apartan como si fueras un bicho raro.

No queremos halagos, ni tan siquiera que nos guiñen un ojo para darnos confianza. Queremos sucesos veraces, que alguien halle en nosotros ese éxito perdido que no encontramos. Profesionalmente el mundo está perdido y con él los que no tenemos hueco en el encabezado de una nómina decente que nos permita no pensar que estamos abrumados por una incertidumbre constante que nos hace pensar que no llegaremos a ninguna parte.

Llamas a la puerta, te abren y el brillo de tus ojos se torna en humo ennegrecido por las palabras que llegan a nuestros oídos, esas que no muestran más que negatividad y rechazo.

Ya no luchamos por un mundo mejor, sino por la esperanza de un sueño que es más que probable que nunca llegue. ¿O quizá seas tú el preceptor de mi vida?


Me siento como el cadáver de una princesa que creímos que reflotaría de las cenizas para ser feliz, solo que mis huesos están marchitos por el paso del tiempo, y esa ansiada y próspera culminación, nunca llega.

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